Januz Miralles
No fui yo, finalmente, quien se perdió en cenizas. Recuerdo al hombre abandonando una piel de cirio al descender por las escaleras que le alejaban del hogar; hombre desprendido de trajes y derramado su cuerpo frente a los escaparates, que nunca volvió. Recuerdo, recordarás, al hombre sin memoria que se adentró en el lago para disolverse sin remedio. Recuerda mi propio cuerpo que encontró en el fondo marino su ataúd volátil y supo deshacer su impulso entre corales. Intentamos huir del hogar y sólo tú lo lograste. Y todo mi amor se perdió en cenizas. Y tú, todo mi amor llevaste y disolviste.